lunes, 12 de julio de 2010

España campeona del Mundial 2010


Ya lo vaticinó un pulpo con superpoderes. El alemán pulpo Paul no había fallado ninguna de sus predicciones, y esta vez no iba a ser la excepción. Y al final pasó lo que tenía que pasar. España ganó el mundial. Ya era hora, dicen algunos, lo cierto es que ayer la Selección española hizo historia ganando por primera vez un mundial. Y qué bien nos supo la victoria.


En un partido donde reinó el caos y la antideportividad promovido por el equipo holandés, donde el árbitro parecía un profesor de un parbulario más que nada, que regañaba a los jugadores holanteses en vez de sacarles faltas y tarjetas como debería haber sido. "De vez en cuando ganan los buenos". No recuerdo qué jugador de nuestra selección dijo esto, pero qué gran verdad. Nos merecimos ganar. No sólo porque marcamos más goles, sino porque fuimos un ejemplo de buena educación y de buen saber estar. El equipo holandés parecía estar jugando un partido de rugby con movimientos de kárate, más que jugar al fútbol. Y España aguantó. 



Nuestra selección no jugó todo lo bien que podría haber jugado, estuvieron nerviosos, agarrotados, y tuvieron miedo de perder. Pero jamás dejaron de jugar como siempre juega España. Si se caían, se levantaban al instante. No dejaron de presionar arriba, buscando la portería, y finalmente, se hizo justicia con un gol de Andrés Iniesta. En el minuto 116. Decían los comentalistas que no había prórroga en la final de un mundial desde 1994.


El balón, tras una serie de rebotes favorable, le llegó a Torres, carril del diez, a unos metros del área. Levanta la cabeza, ve a Iniesta y, aunque era improbable que el de Fuentealbilla pudiera rematar, la puso ahí, a ver qué pasaba. El balón fue hacia Van der Vaart, que había heredado el brazalete, que había bajado a defender con todo, despejó mal. El balón le cayó a Cesc, lo bajó, y sin necesidad de levantar la cabeza, porque ya sabía cómo estaba todo, se la puso a Iniesta. Éste no controló del todo bien, pero le quedó botando, franco para el tiro. Le pegó con todo el alma. Y el balón entró. 46 millones de españoles fuimos testigo de ello.






Si a algún holandés le ha molestado la derrota, le doy un consejo: que vea de nuevo el partido, que se siente en su casa tranquilo, y que se avergüence de su selección. Porque para intentar arañar el título, renunciaron a su estilo y jugaron el partido más sucio que jamás los españoles hayamos visto. La Selección española no mostró su mejor cara, pero la propuesta de los holandeses fue, cuento menos, deshonrosa. Personificada por un matón llamado Van Bommel, se dedicaron a parar el juego, a pegar, a protestar, a engañar... Jugándose la dignidad y el orgullo para que Robben pillara alguna.


Y estuvo a punto, varias veces, pero ahí estaba nuestro Santo, nuestro capitán, San Casillas. Teniéndolo ahí, nuestra portería está asegurada. El mejor guardameta que ha podido ver la Selección española. El mismo que, cuando terminó el partido, le dio un beso de película a su novia en el que se vengó de todos aquellos (aún jugándose su seriedad) que intentaron manchar su buen nombre y el de su novia.



SOMOS CAMPEONES DEL MUNDO. Porque somos los que mejor jugamos, porque somos los más nobles, porque siempre atacamos, porque no hacemos daño a nadie. SOMOS CAMPEONES DEL MUNDO.
Desde "La Vida en Vogue", felicitamos a nuestra Selección, que ha vuelto a demostrar que es la mejor en todos los sentidos. Si antes nos sentíamos orgullosos de ser españoles, ahora más.



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